quarta-feira, 1 de agosto de 2012

Una oración por los ernestos

Ten piedad de los ernestos, Señor:
ellos no entienden porque Tu has honrado a María;
No entienden que María es Bienaventurada
no porque Te cargó en su vientre o Te amamentó en sus senos
pero porque hizo eso y todo más
para cumplir perfectamente la voluntad de Dios.
Hasta hoy los ernestos, Señor, echan
a nuestra cara y al santo rostro de María
que Tu Madre Te fue desprecible.
Para los ernestos, Señor, María fue
solamente una maceta desechable,
o un vientre de alquiler.

Los ernestos piensan que has perdido Tu tiempo
cuando fundaste Tu Iglesia;
¡que inutilidad la Iglesia¡
¿Para que una maestra? ¡bastarian unos escritores!
Tu, Verbo Divino, eres como una tela de un pintor moderno:
cada uno interprete La Palabra como la quiere
o como le sea más cómodo o conveniente.
Y fallaste, Señor, quizás mentiste, Señor,
cuando prometiste que las puertas del infierno
jamás prevalecerian contra Tu Santa Iglesia...

Los ernestos, Señor,
escondidos por detrás de sus anteojos
(que lástima que sus ojos no estean en Tu luz,
en la luz de Tu Iglesia)
son buenos chicos.
Son guapos, impulsivos, inflamantes, inteligentes.
Mira, Señor, como saben construir sofismas.

En tu Iglesia, Señor, sin los errores de la soberbia,
eses ernestos podrían ser nuevos pablos.

Ten piedad de los ernestos, Señor.
Y ten piedad de nosotros también
porque somos pecadores
y necesitamos siempre las enseñanzas
de Tu Santa Iglesia, Tu amada Esposa,
Nuestra Madre y Maestra.